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Cruce Astoria con La Quinta
28 de septiembre de 2008
Sin poder apartar de su cabeza esa visión, y aún oyendo cómo ese niño mordía con fuerza y arrancaba la carne con sus jóvenes mandíbulas, se alejó de ahí en busca de algún lugar donde refugiarse. Desanduvo sus pasos hasta pasar de nuevo junto a su doble, hasta alcanzar el portal de ese bloque de pisos. Del único pedazo que aún se mantenía en pie del cristal que en tiempos cerrase la puerta a los extraños pendía un papel que rezaba: «Próxima campaña de vacunación gratuita: 23 de agosto, en el centro cívico de Sheol». Bajo las grandes letras se encontraba el logotipo de la compañía farmacéutica ЯЭGENЄR, de un rojo intenso. Bárbara arrancó con desprecio la hoja, la arrugó y la tiró al suelo.
Al mirar dentro, enseguida se dio cuenta que por ahí no podría entrar; los vecinos habían hecho bien sus deberes. El portal estaba atestado de muebles que al parecer habían tirado por el hueco de la escalera, y frente a ellos descansaban amontonados un montón de carros de la compra. El conjunto hacía el acceso impracticable. Eso era lo que ellos querían, y consiguieron que Bárbara diese media vuelta en busca de otro lugar donde guarecerse, del mismo modo que lo hicieron y lo seguirían haciendo los que realmente no eran bienvenidos. Bárbara continuó su peregrinaje en busca de un lugar seguro.
Caminó tocando con una mano la fachada, pasando frente a un par de tiendas más cerradas a cal y canto, hasta que llegó al extremo del edificio, en la esquina opuesta. No se conectaba con otra calle, sino que daba acceso a un paseo estrecho entre éste y el siguiente edificio, con unos grandes contenedores de basura a rebosar y lo más importante: escaleras de incendios que daban acceso a todos los pisos del edificio. Esa callejuela hubiera sido demasiado estrecha y oscura para adentrarse en ella en otras condiciones, pero ahora las prioridades habían cambiado. Si no quería acabar igual que aquella pobre chica, más le valdría encontrar un modo de hacer bajar la escalera del primer piso, o de subir hasta susodicho balcón.
Tres metros la separaban del éxito, y con sólo conseguir llegar hasta ahí, ya se pondría a salvo de cualquiera que apareciese en escena sin ser invitado. La fachada era imposible de escalar, y la escalera estaba bien sujeta al soporte metálico que frenaba su caída; no había manera de hacerla caer. No desde ahí abajo. Miró a un lado y a otro, pero todo cuanto encontró fue ese gran contenedor de basura pestilente. Agachó la cabeza y se dijo que no habría otra manera. Se acercó para moverlo, y se dio cuenta que de su tapa cerrada sobre el desbordante montón de basura asomaba una mano. Una mano humana morada, con las uñas negras; el resto del cuerpo descansaba dentro.
Sintió gran repugnancia, pero acabó restándole importancia, sorprendiéndose a si misma. Al convivir tanto tiempo con la pesadilla, empezaba a ser inmune a sus macabros guiños. Afortunadamente, el contenedor disponía de ruedas, lo que le facilitó mucho su traslado. No obstante era muy pesado, y ella no era una gran atleta. Le costó un gran esfuerzo pero acabó consiguiendo colocarlo junto a la otra fachada, justo debajo del primero de un total de seis balcones. Al menos no había atraído a nadie con el ruido. De un salto se agarró a la parte superior y consiguió subirse sin excesiva dificultad.
Una vez arriba, estrió los brazos y se dio cuenta que ni siquiera así podía llegar. Con la punta de los dedos apenas alcanzaba a acariciar la parte inferior de la escalera corrediza. Saltó, agarrándose al primer escalón, y una vez lo agarró se acabó quedando colgada de él con ambas manos, como un simio, sintiéndose estúpida. Trató de impulsarse para subir, pero con la posición que tenía eso hubiera resultado prácticamente imposible. Afortunadamente la escalera acabó cediendo y la hizo bajar a toda velocidad, obligándola a soltarse, hasta que acabó clavándose en la superficie del contenedor. Ella cayó de culo, y se levantó frotándose una nalga. Ahora ya tenía vía libre para subir.
Escaló hasta llegar al primero de los balcones metálicos, para darse cuenta que la puerta estaba tapiada desde dentro con maderas. Trató de empujarla para abrirla, pero el esfuerzo resultó inútil. El que ahí hubiera vivido, no quería sorpresas a medianoche. Entonces miró abajo, y vio la calle vacía, borrosa por la niebla. No quería volver a pisarla, pero sabía que ese refugio, de encontrarlo, sólo sería algo temporal; no podía quedarse mucho tiempo ahí. Agarró la escalera de mano y la subió, colocándola de nuevo en su posición original. Si algún superviviente quería subir no le costaría mucho volver a bajar la escalera. Pero ella no quería ningún susto. Aunque le parecía muy extraño que uno de esos seres pudiera trepar por una escalera de mano, prefirió no arriesgarse.
Subió al siguiente piso, y el resultado fue idéntico. Éste no solo estaba tapiado con maderos, sino que tenía un armario ropero contra la pared, que impedía siquiera ver lo que había dentro. Fue escalando por las escaleras inclinadas uno a uno todos los pisos, cada vez más segura que no conseguiría nada, y así fue. Subió hasta lo más alto, y llegó al tejado, sin saber muy bien cuál sería el siguiente paso a dar. Desde ahí tenía una amplia panorámica de los edificios circundantes, incluso parte de la cerca del cementerio se dejaba divisar entre la niebla. Tenían colocadas unas cuerdas entre la caja de escaleras y media docena de postes metálicos, donde aún se podía ver parte de la ropa que alguien había subido a secar.
Agarró unos tejanos de su talla y una camiseta de manga larga para pasar la noche, y se dirigió hacia la caja de escaleras, confiando no tener que pasar la noche al raso ahí arriba. Si bien era un lugar que parecía bastante seguro, no le apetecía en absoluto dormir al raso, tirada en el duro suelo. Con la ropa colocada en el brazo, anduvo tranquilamente hacia la puerta y giró el pomo. Estaba abierta.
Es genial, me encanta!
La imagen del portal con los carros de la compra me a recordado un monton a 28 dias despues.
@TopRock: Me metí una tunda impresionante de películas y novelas del género antes de empezar a escribir, parte de la ambientación y el agobio del contexto apocalíptico respira ese mismo aire, y esa, precisamente, es mi película favorita, que la he visto por lo menos ocho veces. xD Gracias por el comentario, espero que te guste lo que ves, yo seguiré colgando con el mismo entusiasmo e ilusión. ¡Un saludo!
David.
Me encanta la historia la vi en desmotivaciones.es y desde entonces empecé a leerla y me tiene enganchada.
Me alegra y mucho ver que te ha llamado la atención y te ha gustado. Espero estar siempre a la altura, si decides acompañarme en este viaje al otro lado n_n
Yo la estoy leeyendo por el mismo caso que usted jajaja
Dormir al raso no esta mal es seguro solo te hace falta abrigo y valor ^^
Sería conveniente repasar el episodio, he visto varios errores.
Tienes toda la razón. Revisándolo a conciencia encontré un par de fallos ortográficos y dos palabras traspapeladas. Gracias por el aviso. Ya está corregido n_n
David.