3×960 – Recelo

Publicado: 05/05/2015 en Al otro lado de la vida

960

Cubierta del velero Nueva Esperanza

12 de diciembre de 2008

Carla estaba absorta en la lectura de aquél grueso libro de ciencia ficción que estaba a punto de acabar. Era uno de los más de veinte que Maya le había entregado antes de partir de Nefesh, y el tercero que se leía desde que comenzó la travesía. La trama resultaba adictiva, y el desenlace tenía un ritmo frenético que le impedía levantar la vista de las hojas. Pese a que no era una aficionada a la lectura en su vida anterior, debía reconocer que se lo estaba pasando en grande.

No había parado de leer desde que comenzase su turno hacía ya un par de horas. De vez en cuando revisaba que el rumbo fuese el adecuado, y en caso de que se hubiesen desviado, lo corregía tal como su abuelo le había enseñado. A esas alturas ya le había perdido el miedo a guiar el navío, y cada vez se le daba mejor.

Le dio la vuelta a la última página y devoró los enésimos párrafos con entusiasmo, hasta que finalmente leyó la última frase. Entonces respiró hondo, notando aquél intenso olor a mar, y dejó el libro a su vera junto al asiento. Fue entonces cuando cayó en la cuenta de que debía hacer más de un cuarto de hora que no revisaba el rumbo. Rápidamente se levantó y se acercó al timón. No llegó siquiera a tocarlo o a mirar la brújula.

CARLA – Oh, oh…

La veinteañera echó mano de los prismáticos que ella misma había colocado junto a la escotilla de acceso a los camarotes. Llevaban dos parejas al partir, pero los otros descansaban ahora en el fondo del mar, por un descuido de Zoe la jornada anterior. Siguiendo las insistentes indicaciones de Bárbara, se colocó el cordel en el cuello y observó lo que tanto había llamado su atención. La distancia que les separaba era aún bastante generosa. Lo peor era que se dirigían prácticamente en línea recta hacia ahí.

No había manera de contarlos, pero a bote pronto Carla dedujo que debían haber más de cincuenta barcos. Daba la impresión que estuviesen dibujando un anillo. De lo que no cabía la menor duda era que ello no era fruto del azar. Carla se mordió el labio, apartando a un lado el anillo que lo circundaba, y bajó lentamente los prismáticos. Resopló largamente, indecisa.

CARLA – ¡Yayo!

La voz de su abuelo sonó amortiguada a través de la escotilla abierta.

DARÍO – ¿Qué pasa?

CARLA – ¡Ven, corre!

La primera en llegar fue Zoe, seguida de cerca por Bárbara. Ellas estaban en el camarote principal, preparando la comida. Hacía escasos diez minutos que se habían despertado. Darío se había encargado del turno de noche, como hacía siempre, y había estado durmiendo hasta que su nieta le despertó. La pequeña cogió los prismáticos y echó un vistazo a todos aquellos barcos, mostrando su sorpresa a voz en grito. Carla estaba dispuesta a recibir una buena reprimenda por parte de Bárbara, que desde el principio se había mostrado muy susceptible con ese tema. Sin embargo, y al contrario de lo que había previsto, la profesora no parecía muy enfadada. En ese momento apareció Darío por la escotilla.

DARÍO – ¿Qué es lo que pasa aquí?

No hizo falta que nadie le respondiese. Él mismo le pidió los prismáticos a Zoe y contempló el desaguisado. Negó ligeramente con la cabeza, disgustado.

DARÍO – ¿Cuánto hace que no corriges el rumbo?

Carla agachó la cabeza, avergonzada.

CARLA – Un rato… diez minutos… Es que…

DARÍO – No lo creo, Carlita. ¿Sabes lo que es eso?

Darío señaló al agrupamiento de barcos. Carla no respondió.

DARÍO – Eso se llama Éseb.

CARLA – ¿El qué?

DARÍO – Es un islote.

Zoe recuperó los prismáticos y se fijó algo mejor en aquél agrupamiento de barcos. La distancia jugaba en su contra, pero pudo distinguir al fondo una mancha azulada algo más oscura que el cielo, apenas sobresaliente de la línea del horizonte y medio oculta por los barcos.

ZOE – ¡Es verdad!

DARÍO – Lo tendríamos que haber rodeado, y nos estamos dirigiendo en línea recta hacia él. ¿Qué rumbo has cogido?

CARLA – 269 grados. El que tú me dijiste.

DARÍO – No, hombre, no. Ahí está el problema. Eso era ayer. Si seguimos así vamos a acabar en África. Te lo dije esta mañana. Y además te lo apunté en el diario. ¿Es que no lo has mirado?

CARLA – Yo pensé que… Lo… lo siento. No… no me…

DARÍO – No pasa nada, no te preocupes. Ya… da lo mismo.

Carla miró a Bárbara. Le sorprendía que no hubiese abierto la boca en todo el rato.

BÁRBARA – ¿Y ahora qué vamos a hacer?

CARLA – Sea lo que sea, hay que hacerlo rápido.

DARÍO – Yo creo que lo suyo sería arrancar el motor y cambiar de rumbo cuanto antes.

Bárbara asintió. Todos se giraron hacia Zoe, que seguía detrás de los prismáticos, observando con atención lo que tenían delante.

ZOE – ¡Eh!

BÁRBARA – ¿Qué pasa?

ZOE – Se está acercando una barca de remos.

CARLA – ¡¿Qué dices?!

ZOE – Sí. Mira.

La niña de la cinta violeta le ofreció los prismáticos a Carla. Darío respiró hondo.

CARLA – Es verdad…

DARÍO – Voy a arrancar los motores. Quedaos aquí, que necesito que me ayudéis a recoger las velas.

BÁRBARA – Para, para.

DARÍO – ¿Qué pasa?

BÁRBARA – No va a servir de nada alejarnos. Ya nos han visto. Si nos quisieran alcanzar, nos van a alcanzar igual. Con todos los barcos que tienen, raro será que alguno no sea más rápido que el nuestro.

DARÍO – ¿Entonces qué quieres que hagamos? ¿Nos quedamos aquí esperando a que lleguen?

La profesora alzó los hombros. Carla se llevó la mano al codo derecho y se rascó la cicatriz que había dejado la quemadura con la que Juanjo le había obsequiado el día que descubrieron al grupo de Bárbara.

BÁRBARA – No creo que nos quieran robar el barco. Tienen barcos de sobra, y mucho mejores que este.

CARLA – El barco no, pero lo que hay dentro…

Darío tragó saliva. Él no pensaba en la comida, en el agua ni en el combustible, sino en su nieta. Había escuchado el relato de la historia de Ío de boca de Carlos, no hacía mucho, y desde entonces estaba muy susceptible con ese tema.

DARÍO – De todas maneras, coged un arma cada una. No me fío un pelo.

BÁRBARA – Sí. Será lo mejor. Y tú ya sabes dónde tienes que ir.

Zoe asintió y bajó por la escotilla a toda prisa. Cruzó el camarote principal y entró en el dormitorio de proa. Abrió el compartimiento de debajo de la cama y se introdujo en él, para acto seguido cerrar desde dentro. Ahí tenía agua, algo de comida y un arma con la que defenderse. Había prometido acatar todas las órdenes de Bárbara si surgía cualquier imprevisto, y no estaba dispuesta a faltar a su palabra, y mucho menos después que la profesora consintiera en dejar que les acompañase a Bejor. Ahí se quedó quieta, durante casi diez minutos, hasta que empezó a escuchar unas voces que no le eran familiares.

comentarios
  1. battysco dice:

    ¡Ay que se lía! La verdad es que no sé si pensar si este encuentro va a ser un problema o de si se trata de gente buena… A lo mejor estamos ante la nueva población de Bayit. Si se tratara de gente mala, ¿David nos pondría 50 barcos? Bárbara parece más serena de lo esperable… ¿Qué os parece a los demás?

    Sonia.

  2. Betty dice:

    Buenas !!

    Uf, espero qué no sea mala gente, porqué están rodeados y tienen pocas posibilidades de hacer otra cosa, Barbara pienso que a echo lo correcto en no salir huyendo y tienes razón Sonia… Parece muy tranquila, eso es muy intrigante !! De todas maneras en el contento qué está ahora el mundo no creo qué tengan muy buenas intenciones y tal cómo los han rodeado parece qué no es la primera vez qué lo hacen…….. Sin duda están bien organizados !!

    Vaya capítulo David……. Qué intriga xxxDD !!

    Betty

  3. Interesantes reflexiones. Lo que sí buscaba para con esta nueva etapa en barco, más que decir «ah pues sí, van del punto A al punto B y ya está» en un capítulo recopilatorio de días, era que ocurriese algo digno de interés, valor individual y con vinculación en daños colaterales para lo que queda de novela. La solución adoptada… la veréis más pronto que tarde. Lo que sí avanzo es que también me he esforzado en no repetir esquemas de la anterior travesía en barco, si bien sería lo más sencillo e incluso previsible. He intentado darle otra vuelta de tuerca, y la verdad es que me ha ayudado mucho a encajar algunas otras tareas pendientes de cabos sueltos que tenía por ahí tirados. Espero que lo gocéis.

    Sólo un apunte: Los barcos están en formación de anillo entre sí, no alrededor de Nueva Esperanza. Es como el logotipo de Cuatro (para los ibéricos), un círculo grande y un punto en la distancia, agrupación de barcos en anillo y un punto apartado que sería Nueva Esperanza.

    David.

  4. Betty dice:

    Ah, gracias por la aclaración, David !! Entonces me surgen más preguntas, porqué esa formación tan extraña…… Estarán pescando o será otro el motivo !! No queda más qué esperar al próximo capítulo, jejeje. Ya sabía yo qué no sería tan fácil cómo un viaje del punto A al B y qué nos tendrías algo preparado en la chistera 😉.

    Betty

  5. Carol dice:

    Hola. Podría ser una formación defensiva para proteger la isla? Pero, si es el caso y se parece al logo de Cuatro, gran parte de la isla quedaría expuesta…..Ya esta David jugando al despiste…o nosotras nos liamos solitas sin remedio!. Por cierto, q cuando se ha mencionado África por un momento he pensado en Samuel, pero, a priori no debería aparecer por aquí. Veremos.

    • Betty dice:

      Buenas Carol !! En alusión tuya a Samuel, yo siempre he puesto en duda que verdaderamente esté como el dice atrapado en una plataforma petrolífera….. Si me equivoco tenéis permiso para darme una colleja 😜

      Saludos

      Betty

      • Carol dice:

        Uhmm, interesante. No solo me lo imagino como al malo de «Calma Total» sino que ahora, además, me has hecho pensar que, en realidad, puede estar en cualquier sitio!. A decir verdad, yo no había dudado de que estuviera donde decía pero ya has sembrado la semillita, Betty!.
        Pd: espera…me parece oír las carcajadas de David a lo lejos 😃 y…me parece tb verle frotarse las manos como una mosca sus patitas 😜

      • battysco dice:

        Puede ser que estén en esa formación para pescar y para poder tener los barcos juntos??? Entiendo que ese islote es inhabitable pero que de ahí pueden conseguir algún tipo de alimento??? Si así fuera vivirían en los barcos y los mantienen unidos entre sí para comunicarse.

        Qué chula esta nueva trama!!

        Sonia.

  6. Betty dice:

    Jajajaja, y maquinando cómo dar una vuelta de tuerca más 😉

  7. Muy interesantes reflexiones, ladies. xD

    Es un anillo alrededor del islote, y la premisa que ha manifestado Carol de que el objetivo es defender tierra firme, no está nada alejado de la realidad. Es la manera más eficiente y cómoda de generar equidistancias y asegurar todos los flancos ante la visita de un extraño. No hay ningún motivo oscuro oculto, es sólo el fruto de la organización espontánea de tal cantidad de navíos.

    Siempre me encantan vuestras elucubraciones sobre Samuel. Desde mi punto de vista, que yo sí sé qué hace, dónde está, y por qué tiene esa actitud (aunque verdad sea dicha aún he de perfilar algunos flecos sueltos), no deja de sorprenderme. Me encanta que penséis mal, porque en más de una ocasión os ayudará a que no os pille desprevenidas. xD

    Que tengáis muy buena tarde. Yo voy a ver si le meto mano al siguiente flashback después de comer, que ahora estoy en fase de organizar guiones antes de seguir escribiendo.

    David.

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