3×1000 – Sanos

Publicado: 10/11/2015 en Al otro lado de la vida

1000

Cubierta del velero Nueva Esperanza

15 de diciembre de 2008

ZOE – ¿Qué te pasa, Bárbara?

La profesora, que hasta el momento había estado abstraída de cuanto la rodeaba con la mirada perdida en el horizonte marino, sin poder parar de darle vueltas a la revelación de la que acababa de ser testigo, se giró hacia la pequeña de la cinta violeta en la muñeca. Forzó una sonrisa, tratando de mostrarse afable.

BÁRBARA – Nada. De verdad. Está todo bien, cariño.

Bárbara acarició el pelo rojizo de la niña, a la que no había convencido en absoluto con su repuesta. Zoe creía conocerla lo suficiente para saber que había algo que no andaba bien, pese a que el relato que le había ofrecido no podía ser más halagüeño: habían encontrado a los cuatro sanos y salvos, en breve se reunirían todos y volverían a Nefesh de una pieza, tal como habían planeado.

La profesora y Guillermo habían dejado al sobrino de ésta metido en aquél minúsculo habitáculo, a oscuras, tras una corta conversación entre cuchicheos que sin duda retomarían tan pronto tuvieran ocasión de charlar con total libertad, sin miedo a ser escuchados. Sólo ellos dos conocían la verdadera identidad del investigador biomédico, así como el motivo de la peculiar actitud de Guille, y ambos hermanos tenían el firme propósito de que eso se mantuviera así indefinidamente. De lo contrario, podrían tener serios problemas. Bárbara tenía mil preguntas que hacerle, y aún tardaría mucho en procesar cuanto acababa de presenciar.

Tras reencontrarse con Carla, Olga y Gustavo en el vestíbulo de la escuela de náutica, acordaron que antes de partir de la península, deberían avisar a Carlos y compañía de que habían llegado sanos y salvos, y de que Zoe estaba con ellos. Gustavo se ofreció a acompañarles. A Bárbara le sorprendió que su hermana no se opusiera a ello. Él era un excelente tirador, y se había demostrado excepcionalmente útil como protector del pequeño grupo al que pertenecía haciendo uso del arco y las flechas desde la última vez que se vieron.

Antes de partir a la comisaría donde se encontraba la estación de radio, Bárbara prefirió avisar a Darío y a Zoe de que todo andaba bien, para evitar que el viejo pescador, temeroso de que su nieta se encontrase en apuros, se acercase a buscarles. El velero era un bien demasiado preciado para dejarlo al alcance de cualquier superviviente desesperado. Guillermo también quiso acompañarlas, pues quería agradecer en persona a Darío que hubiese venido a recatarles. Eso fue lo que hicieron, dejando a los otros dos hermanos y al joven Guille a salvo en la escuela de náutica.

En ese momento estaban en la cubierta del velero los cinco. El viejo pescador y su nieta habían estado charlando entre sí desde el primer momento, pero ahora la conversación se había vuelto algo más acalorada. Los demás se giraron hacia ellos, curiosos por el desarrollo de la misma.

DARÍO – Te he dicho que voy, y no hay más que hablar. Además, que está Bárbara, no me va a pasar nada.

CARLA – Pero si sólo van a avisar a Carlos y vuelven. Será un momento.

DARÍO – Mira, con más razón.

Carla bufó, irritada. Su abuelo se había demostrado tan dócil la vez anterior, hacía cerca de una hora, cuando mantuvieron esa misma discusión, que no era capaz de comprender el motivo de ese repentino cambio de actitud. No quería que corriese el menor peligro, pero el viejo pescador no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer.

CARLA – Coge un arma por lo menos. Y abrígate bien, que se está levantando mucho viento.

DARÍO – Que sí, pesada. Te pareces a tu abuela.

Carla alzó el dedo índice en el aire, dispuesta a ofrecerle una réplica mordaz al viejo pescador, pero en vez de eso lo que hizo fue soltar una carcajada. Era incapaz de enfadarse con él: le idolatraba. La voz de Guillermo les abstrajo de su conversación.

GUILLERMO – Bueno, ¿nos vamos?

Bárbara respondió afirmativamente, al igual que Carla y que su abuelo. Zoe se mantuvo en silencio. Guillermo estaba algo intranquilo. Quería abandonar la península cuanto antes. Los demás hacía demasiado tiempo que no veían a un solo infectado, y les costó empatizar con su punto de vista. La profesora se dirigió de nuevo a la más pequeña del grupo.

BÁRBARA – Volveremos de aquí un rato, cuando hayamos avisado a los de la isla de que hemos llegado y que estamos todos bien. Luego sólo tendremos que hacer un par de viajes para subir al barco lo que ellos tienen ahí en la escuela, y… nos vamos. Tú espérame aquí, no tardaremos mucho, ¿vale, cariño?

Zoe asintió, concienciada de su papel. A la profesora le sorprendió el hecho que no implorase de nuevo que la dejasen acompañarles, pero prefirió no hacer ningún comentario al respecto. La niña la había encontrado muy distinta a la Bárbara temerosa e ilusionada que había partido hacia la península en el bote rojo hacía tan poco tiempo, y aún no sabía muy bien cómo reaccionar.

Después de menos de cinco minutos a bordo, Bárbara, su hermano, y en esta ocasión Darío, subieron de vuelta al bote rojo de camino al puerto deportivo de Bejor. Carla y Zoe tendrían que aguardar su vuelta en Nueva Esperanza. Ambas les vieron alejarse de nuevo hasta perderles prácticamente de vista, pues habían anclado el velero a una distancia más que generosa de la costa.

Olga y Gustavo les estaban esperando frente a la entrada de la escuela de náutica. Bárbara presentó a Darío a los dos hermanos, e intercambiaron besos y deseos de suerte. En esta ocasión hicieron uso del bote para llegar al otro extremo del paseo interrumpido, donde les esperaba el vehículo de alta gama de Guillermo. Todos, a excepción de Olga, que se quedaría a cargo del pequeño Guille en la escuela de náutica, trasladando al vestíbulo todos los bienes y el poco alimento que aún conservaban, pusieron rumbo al centro de Bejor.

comentarios
  1. Drock9999 dice:

    Felicidades. Capitulo 1000!!!!!!!

    Hace rato no leía y hace mucho mas no comentaba. Voy en el 972 y estoy gozando mucho. Si Dios lo permite, el capitulo 1000 tendrá sorpresilla incluida; Felicidades a toda la familia AOLDLV y al padre David.

    D-Rock.

  2. Drock9999 dice:

    Bien, me he puesto al día.

    «…Gustavo se ofreció a acompañarles. A Bárbara le sorprendió que su hermana no se opusiera a ello. Él era un excelente tirador…»

    Creo que hay un error allí.

    La insistencia de Dario…porque Carla y las otras chicas ya saben navegar….

    Como dice el autor: «Pronto mas y mejor»

    D-Rock.

  3. Me hizo ilusión llegar al hito de los 1000 capítulos. Gracias. 🙂

    No sé muy bien qué parte del texto señalas como corregible, pero estaré encantado de darle un retoque en cuanto lo averigüe. 😉

    David.

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