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Puerto deportivo de Nefesh
24 de diciembre de 2008
No fue tarea fácil embutir a tanta gente en un coche tan pequeño. Guillermo tomó el asiento tras el volante, gratamente sorprendido por cuanto había aprendido su hermana en su ausencia. Bárbara se colocó a su vera en el asiento del copiloto, con el pequeño Guille en su regazo. Zoe se sentó sobre el de Olga, del mismo modo que hizo Carla con su abuelo. Gustavo tomó asiento entre su hermana y el viejo pescador, y tan pronto tuvieron las cuatro puertas cerradas y un pedazo de cartón de una vieja caja de arroz adherido a conciencia con cinta americana sobre la ventanilla rota, partieron hacia Bayit, entre bromas, risas y muy buen humor.
Darío no las tuvo todas consigo al dejar el velero en el desierto puerto deportivo, a la vista y al alcance de cualquiera que gustase en llevárselo. Ellos habían hecho eso mismo, llevárselo sin más, pero ahora él se sentía el dueño de Nueva Esperanza, copropietario cuanto menos, y no estaba dispuesto a dejárselo robar. Pese a que tenía serias dudas de que nadie fuese a verlo, y mucho más que ese alguien supiese cómo llevárselo, se prometió que tan pronto llegasen a Bayit arrastraría a Carlos hasta ahí con el remolque para volver a dejar el velero a buen recaudo intramuros.
El trayecto hasta el barrio amurallado resultó excepcionalmente tranquilo. Pese a que sí pudieron ser testigos de los estragos que la pandemia había hecho en la ciudad, ni un solo infectado acudió a su encuentro. El cielo seguía oscureciéndose, y daba la impresión que fuese a ponerse a llover de un momento a otro. La sensación para quienes acababan de pisar Nefesh por vez primera fue muy positiva. Olga sintió un agradable cosquilleo en el estómago, delator de que estaba satisfecha con la decisión que había tomado en Éseb. Había sido apresurada y prácticamente a cara o cruz, pero viendo tanta paz en una ciudad tan pequeña, supo que había hecho lo correcto. Zoe seguía más silenciosa que de costumbre, aún preguntándose por qué Samuel había rechazado quedarse con ellos. No tardaron ni diez minutos en llegar, mientras Darío y Bárbara daban indicaciones a Guillermo sobre el mejor camino a coger, que por supuesto no era ni el más corto ni el más rápido.
Bárbara fue la primera que le vio. Su hermano estaba pendiente de la carretera, cortada abruptamente por aquella mole de hormigón, su sobrino se había quedado dormido en su regazo, y los tripulantes que había atrás no pudieron, ya que se encontraba en una cota muy superior a la del nivel de sus vistas. La profesora sintió un mal presentimiento al instante, y tan pronto su hermano estacionó aquél viejo coche en la base del baluarte norte, junto al cadáver de un infectado que tenía tres agujeros de bala en el pecho y un cuarto en la frente, abrió a toda prisa la puerta, colocó suavemente a su sobrino en el asiento, la cerró de nuevo y se dirigió hacia aquél hombre. El desconocido la observaba curioso desde el baluarte, detrás de un pasamontañas negro, más que necesario a tenor del aire gélido que traía el viento, que tan solo dejaba a la vista sus ojos, subrayados por un grueso gorro de lana de color beige con un pompón blanco.
La profesora y aquél hombre se aguantaron la mirada unos segundos. Ella tragó saliva, sin saber cómo reaccionar. Aquella figura desconocida la saludó amistosamente, agitando la mano izquierda. Pese a que portaba un rifle la derecha, en ningún momento hizo amago alguno de hacer uso de él. Bárbara no se sintió intimidada por ello.
BÁRBARA – ¿Ca… Carlos?
El hombre negó con la cabeza, sin abrir la boca.
BÁRBARA – ¿Chris?
Aquella figura repitió idéntico gesto. Parecía estar divirtiéndose.
BÁRBARA – Paris no eres.
Bárbara se sorprendió al escucharle reír. Estaba convencida de que no se trataba de Carlos ni de Christian. Juanjo era mucho más bajo que él, y Paris mucho más gordo. Pensó por un momento que podría tratarse de otro superviviente de la isla que hubiese llegado al barro durante su ausencia, de igual modo que lo habían hecho Carla, Darío y Juanjo no hacía tanto, pero enseguida lo descartó. Estaba convencida de que había visto a ese hombre con anterioridad, pero había algo que no le encajaba.
BÁRBARA – ¿Te conozco?
El hombre hizo un gesto afirmativo, agitando la cabeza arriba y abajo, todavía con los ojos ligeramente cerrados. Se lo estaba pasando en grande. Bárbara, al contrario, estaba empezando a ponerse nerviosa. No se dio cuenta, pero a excepción de Guillermo y del pequeño Guille, todos los demás habían salido ya del coche y observaban la situación en silencio.
BÁRBARA – Me rindo.
El hombre asintió de nuevo y procedió a quitarse el gorro de lana. Acto seguido agarró la braga por debajo y la levantó lentamente, dejando a la vista su rostro. Lucía una tupida barba entrecana de al menos un mes, unas acusadas ojeras, estaba mucho más delgado y no llevaba las gafas puestas, pero Bárbara no tardó ni un segundo en reconocerle. La voz en grito de Zoe le hizo dar un respingo.
ZOE – ¡Fernando!
FERNANDO – Zoe, cariño. ¡Me alegro mucho de verte!
La niña estaba que no cabía en sí de gozo, y se puso a gritar de alegría. Olga cruzó una mirada con Carla, buscando en ella una respuesta, pero la veinteañera se limitó a alzar los hombros. Ella no había llegado a conocerle más que de oídas. Lo más cerca de verle que estuvo fue mediante el mural de Christian. Bárbara no podía creer lo que le decían sus ojos. No tenía el más remoto sentido. Fernando se dirigió de nuevo a ella, sosteniendo una enorme sonrisa.
FERNANDO – ¿Ya no te acuerdas de mí?
Bárbara se quedó literalmente boquiabierta. Tragó saliva de nuevo, superada por la situación. Le costó mucho encontrar las palabras.
BÁRBARA – Pero… Tú… ¿Tú no habías…? ¿Tú no estabas muerto?
Fernando asintió, con una expresión algo sombría en el rostro.
FERNANDO – Y enterrado.
Wow!!! Pero qué carajo… Jajajaja!! Buenísimo, ni por lo más remoto me imaginaba qué sería Fernando 😉 Qué intriga XD!!!
Confío y ansío que la cara que se te ha quedado al leer «Fernando» haya valido la pena del esfuerzo por mantenerlo en secreto durante tanto tiempo. 🙂 Me apuesto lo que sea a que tod@s pensasteis en Morgan. Todo llegará a su debido momento. Y la incorporación de nuestro querido policía será 1000 veces más impactante y sorpresiva y «pero como puedes ser tan hijo de la grandísima $&%$» que la de Fernando.
Este es sólo el inicio del final, y la reincorporación de Fernando me sirve para exponer algo que siempre ha estado ahí pero que nunca se ha expuesto abiertamente en la novela. No es un farol a destiempo. Es parte de algo MUCHO más grande, que será lo que rija el destino de la novela en esta última etapa. De hecho, el eje sobre el que orbita toda la trama, y sin duda la piedra angular de ahora en adelante con las nuevas sorpresas que vendrán.
Me molesté en acabar con él lejos y dejarle muy maltrecho, con una pierna rota y un brazo dislocado, hacer que muriese, literalmente, después de no estar vacunado y resultar infectado, y hasta en enterrarlo para que pensarais que su ciclo había acabado y lo alejarais de vuestra lista de personajes en activo, para poder llegar a este punto. El principal objetivo de todo estos es que os planteéis cosas, que empecéis a reflexionar sobre lo que creéis que es real y lo que no. Lo dije en su momento y lo mantengo: NADA se deja al azar. La escena de la muerte de Fernando la escribí con este mismísimo capítulo en la cabeza, para hacerlo todo encajar a la perfección.
Comenté en su momento que ya no habría ningún flashback de incorporación de nuevo personaje en lo que queda de novela. Lo mantengo. Sin embargo, sí habrán más flashbacks, de personajes que ya se presentaron en su momento. Fernando es el primero. Sobre los otros… el tiempo dirá.
¡Gracias por seguir al otro lado! 😀
David.
😉 afirmativo el primero en quién pensé fue en Morgan, pero lo descarté enseguida » demasiado fácil!! «.
Madre mia!! Todo esto da mucho qué pensar, es un giro brutal! Qué me hace replantearme todo otra vez XD.
Has conseguido dejarme con cara de… ¡ lo conseguiste me has dejado fuera de juego, David! 😃
El apunte de Gamab me parece muy interesante y acertado 😉
Sigo disfrutando al máximo de aoldlv, si todavía cabe… Más!!
Me encanta qué sea Fernando. Básicamente, lo que he pensado con el comentario final de Barbara ha sido «so tonta, si tú también estabas muerta y enterrada!!».
así que parece que ahora vamos a conocer el principio de la saga. Me gusta la idea y el orden. mejor resolver todo ahora y luego dejarnos a Morgan para el final.
Waw. Con tu comentario he podido vislumbrar la obra desde una óptica virgen de información, asumiendo los timings de las revelaciones y lo que consigo transmitir al lector. Me ha encantado de principio a fin. Enhorabuena Tengo mucha ilusión puesta en que disfrutéis como nunca con la recta final. 😀
David.
Y añado a tu comentario: revisa el título del tercer tomo. Está todo ligado. Pero será desvelado con limpieza y el trato que se merece… en su debido momento. 😉
Hola, David. Pues, efectivamente, lo has vuelto a conseguir (nuestra cara de pasmo más absoluto…). No solo eso, sino que, encima, eres capaz de adivinar nuestros pensamientos. Das miedo! 😃. Estoy con Betty. Vaya golpe de efecto y todo lo que nos hace pensar!. Si esto sigue como promete, no se te ocurra despistarte colgando episodios o tendremos que ir a buscarte!!😉
Poco a poco se va desvelando cuánto tengo preparado para el tercer tomo, ¡pero esto no es nada! xD
Telitaaaa!!! Jamás hubiera pensado que volvería Fernando después de estar muerto y enterrado. Esto me hace plantearme que los que mueren sin estar vacunados… ACABAN REVIVIENDO!!! El por qué no se me ocurre… ¿Morgan estaba vacunado? Ya no me acuerdo de ese pequeño gran detalle…
¿Quiénes más volverán? Ayyyyyyyyyyyyyyyyy
Sonia.
Me encanta que NADIE haya previsto este giro de guión. Está hecho para generar LITERALMENTE la reflexión que has mencionado.
Morgan estaba vacunado.
David.
Es lo que dice el título del tercer tomo… aunque hasta ahora no había pensado que fuera tan y tan literal.
Morgan vacunado… Entonces no sé cómo vas a hacer para revivirlo… Muero de ganas.
Sonia.
Los títulos de cada libro están escogidos con mucha cabeza y responden muy bien a qué esperar de ellos. Eres de las primeras personas que se fijan en ello. Mola. xD
Morgan estaba vacunado, pero la última vez que hablé de él seguía vivo. Y hasta aquí puedo leer.
David.
Realmente pensé en Morgan en segunda opción. Creí que había llegado la hora de alguna revelación de algo guardado mas grande. También acepto que realmente sentí miedo por los habitantes del barrio de pensar que algún nuevo grupo los había sometido o algo así. Pero saber que es Fernando solo me mata de curiosidad, especialmente pos su reacción y el comentario final.
Finalmente, el invierno ha llegado. Y el norte recuerda.
D-Rock.
De entre todas las veces que me habéis visto venir, creo que ésta es la única en la que he pillado a todo el mundo con la guardia baja. Y temí, porque al darle muerte lo dejé todo demasiado bien atado para que su resucitación no fuese imposible. ¿No es ahí donde reside la magia? Al fin y al cabo, su vuelta sirve para remover conciencias y alimentar ideas… peligrosas.
David.
madre mia que sorpresa me has dado , me encanta tu novela compre la primera y la segunda parte y no quiero que termine 🤣🤣🤣🤣 estoy enganchadidima
gracias
Me alegra saber que disfrutas con ella. Para mi es todo un honor. 😀
David.