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Mansión de Nemesio, isla Nefesh
23 de octubre de 2008
ABRIL – ¿Así que hay otros cuatro en la isla?
CHRISTIAN – Sí… Tres adultos y una niña de unos… ¿Qué edad tendría Zoe?
MAYA – Ocho… ocho o dies años. Dose como mucho.
Sonaba una rana de fondo, desde hacía al menos media hora. Todo estaba excepcionalmente tranquilo. Se encontraban en la sala contigua; el vestíbulo. Ya empezaba a oscurecer, y esa habitación era la que más ventanales tenía; la mejor iluminada de toda la mansión. Además, desde ahí no molestaban a Nemesio, que había caído en un profundo sueño después de recibir su dosis de morfina. Maya estaba sentada en una pequeña butaca polvorienta junto a una mesilla con una lámpara antiquísima, al lado de la escalera, donde estaba sentado Christian. Abril estaba de pie, frente a ellos. Estaba muy excitada por todo cuanto había oído. Ella ya les había contado toda su historia, y cómo había sido que la isla había pasado de ser segura a pudrirse como un pimiento de un día para otro. Ahora escuchaba con atención lo que los chicos tenían que contarle sobre la suya propia.
CHRISTIAN – Vimos ayer el humo de la chimenea desde donde estábamos, y pensamos que pudieran ser ellos. Por eso vinimos.
ABRIL – ¿Y no habéis encontrado… problemas, por el camino?
Christian se disponía a mentir, pero Maya se le adelantó.
MAYA – No.
ABRIL – ¿Y esa herida?
MAYA – Esa herida me la hise cuando el torpe este se tropesó con unas raíses y me dejó caer al suelo, viniendo para aquí.
Christian bajó la cabeza, fingiendo estar avergonzado. Le sorprendía la facilidad con la que Maya salía del paso, pero sobre todo la entereza que estaba llevaba demostrando últimamente. Esta Maya estaba a años luz del alma en pena que había dejado sentada en el porche, cuando buscaba la manera de entrar a la mansión.
ABRIL – No habréis… ¿Habéis bebido agua del río, viniendo para aquí?
Christian negó con la cabeza. Es algo que no se le había ocurrido.
CHRISTIAN – No…
Abril asintió con la cabeza, lentamente, satisfecha.
ABRIL – Pues ni se os ocurra hacerlo, ni bebáis tampoco agua de los grifos de aquí de la mansión. Ni os duchéis.
Los dos nuevos inquilinos arrugaron la frente. No acababan de entender por dónde iba Abril.
ABRIL – Es por el agua. El agua no…
Empezó a hablar en voz muy baja, tanto que costaba oírla.
ABRIL – Nemesio está enfermo porque ha bebido de esa agua. Bueno… no os puedo asegurar que sea por el agua, pero… yo no he bebido ni pienso beber, ni quiero que vosotros bebáis, por vuestro bien. Y eso va a ser un problema, porque… ahora venía de Nefesh, del hospital, y he cogido un buen puñado de latas y botellines de agua, pero… eso no va a durarnos mucho, y más ahora que somos el doble de gente. Y comida… de comida vamos todavía peor como aquél que dice. Vamos a tener que pensar en algo si pretendemos quedarnos todos aquí un tiempo…
Christian le estaba dando vueltas a la cabeza. Si bien la mansión parecía un lugar seguro al que no abandonar, no podía olvidar a sus compañeros, sobre todo a Bárbara y a Zoe. No estaba dispuesto a quedarse de brazos cruzados hasta que no supiera qué había sido de ellos. Por otra parte, el problema de la comida no sería tanto problema al fin y al cabo, si podían echar mano de todo cuanto habían dejado abandonado en la barca.
CHRISTIAN – Eso no… nosotros tenemos comida y bebida.
A Abril se le iluminó el rostro.
CHRISTIAN – En el barco que vinimos, pudimos rescatar parte de lo que… llevábamos, y subirlo a un bote antes que se hundiera. Y hay bastante, la verdad. Está a… una hora, hora y media de aquí. Es de ahí de dónde venimos.
ABRIL – Esa es una muy buena noticia. Y más si no hay ningún… ningún… nadie por el camino.
Maya sintió reparo al ver la tímida sonrisa que emergía de los labios de la doctora de pelo azabache.
CHRISTIAN – Podríamos ir mañana…
La chica paralítica sintió una punzada en el corazón al escuchar esa última palabra. Durante bastante tiempo había conseguido olvidar su mordisco, el que estaba infectada, y ahora de nuevo le sobrevenía ese sentimiento de congoja y pánico, al recordar que, para ella, la palabra mañana, ya no tenía el mismo significado que para los demás.
ABRIL – Pues sí. Vayamos mañana por la mañana, y nos traemos todo lo que podamos. Si hace falta volvemos a medida que nos vaya haciendo falta, más adelante.
CHRISTIAN – Sí…
A Chris le parecía una idea especialmente buena, más que nada por el hecho que quería volver a la barca. Aún se negaba a asumir que sus compañeros y amigos hubieran muerto. Había pasado demasiado tiempo con ellos, hasta el punto de considerarlos su propia familia, y no estaba dispuesto a tirar la toalla, no tan pronto. La barca era el único nexo que le quedaba con ellos.
ABRIL – Tú…
Abril agarró la escopeta que había en el segundo escalón de aquella inmensa escalera. La iluminación era peor por momentos.
ABRIL – ¿Tú sabes gastar esto?
Christian mostró su mano vacía, y Abril no dudó en ofrecerle el arma. En el poco tiempo que habían tenido para conocerse, habían asumido que todos eran iguales; supervivientes. No debían desconfiar de nadie que no tuviera los ojos rojos. El chico observó el arma. La abrió incluso para comprobar que estaba cargada y se la volvió a ofrecer a su nueva dueña.
CHRISTIAN – Sí. Mor…
Sintió una punzada en el costado al recordar el nombre del policía de color que les había abandonado hacía tan poco.
CHRISTIAN – Una de las personas que iba con nosotros utilizaba una parecida, y me enseñó a gastarla. Y con toda la munición que tienes no tendríamos que preocuparnos demasiado, si encontramos alguien por el camino.
ABRIL – Estupendo… Pues te pediré que me enseñes a utilizarla, y… O no, mejor… mejor la gastas tú. Yo… yo no me fío. No tengo puntería, y me da… como cosa, llevar eso encima. ¿Te importaría…?
CHRISTIAN – Para nada. Es tuya, eres tú quien…
Christian sintió un hormigueo en el estómago. Le gustaba la sensación de sentirse protegido por un arma, y más de ese calibre. Ya tenía ganas de que llegase el día de mañana.
ABRIL – Pues vale, hagamos eso. Mañana partimos hacia el lugar este que me dices, y empezamos a recoger provisiones.
Christian asintió. Maya había vuelto a entrar en trance; hacía un rato que había dejado de prestar atención a la conversación, para centrar su mirada en la sucia cristalera, en los altos árboles que se mecían al viento más allá de los muros de la mansión.
ABRIL – Ahora vamos a cenar algo, y luego os acompaño a los dormitorios, que mañana será un día muy largo.
Christian se levantó. Abril volvió hacia el salón donde descansaba Nemesio, donde estaba toda la comida. Christian tuvo que sacar a Maya de su ensimismamiento para poder cogerla en brazos y llevarla a la mesa. Estaba muy desanimada, y le empezaba a doler la cabeza.
el que estaba infectada, y ahora de nuevo le sobrevenía ese sentimiento de congoja y pánico, al recordar que, para ella, la palabra mañana, ya no tenía el mismo significado que para los demás.» Una errata?
No entiendo del todo a qué te refieres. u_u
Mirame1 tiene razón, te has equivocado. Es «ella que estaba infectada…» y tu has puesto «el que estaba infectada…» xD
Ahora os comprendo. En este caso, con «el» pretendo hacer referencia a «el hecho de que», de lo contrario haría un combo al haberme dejado el acento de «él» xDD En cualquier caso, sí me conviene corregir el margen de confusión que ofrece, tomo nota y reescribiré la frase para asentarla mejor de cara a la lectura. ¡Gracias a ambos! :3
David.
Hoyga, sabe usted de que hace un monton de tiempo? de que no sube 2 capitulos en un dia… y aprovechando que es festivo…
Venga va, que os tengo a pan y agua xDD
wiiiiiiiii! :3
«el problema de la comida no sería no sería tanto problema al fin y al cabo» (creo que sobra algo). Ya te he pillado, por ahí, el comentario de seguir haciendonoslas pasar canutas con lo que escribes ahora, ya te vale ja,ja,ja. 😀
Tienes razón, hay una repetición que no pinta nada ahí.
Yo quiero que gocéis leyéndola, pero también que empaticéis con los personajes y lo paséis mal. Es mi obligación despertar emociones, y siempre que me comentáis que alguna parte os ha resultado más dura o más emotiva que otras, siempre me alegro. n_n
Ahora estoy trabajando en el último interludio del segundo tomo, y ando organizando unas cuantas ideas que tengo en mente. Tenía tres ideas que me parecieron buenas independientemente puestas sobre la mesa, y hace un par de días se me ocurrió la manera de anexarlas las tres, generando un contexto argumental bastante duro y bastante emocional e interesante, que encajaba bien con la tónica de esos capítulos y me encantó. Es algo que pasará en los últimos capítulos del segundo tomo, pero aún no lo he guionizado del todo.
David.
Comprendo que la trama es la trama y ha de tener sus ratos buenos y malos, admito que me lo estoy pasando fenomenal con la lectura (los demás supongo que también). Pero, como el llorar no ha hecho nunca daño a nadie, me gustaría que no fueses demasiado duro con nosotros, ya te habrás dado cuenta de lo mal que lo pasamos con las pérdidas sobre todo de personajes a los que les coges un cierto cariño. Solo es un comentario pero tenía que soltarlo. Por lo demás, me alegro de haber encontrado tu blog, es como un soplo de aire fresco en la red, te aseguro que seguire leyendote hasta que te aburras de escribir. :-):-)
Yo siempre he pensado que la clave del éxito es el equilibrio. En alguna ocasión comenté que si toda la novela fuese una sucesión de escenas de acción con infectados, la novela sería un ñordo infumable y poco creíble. Yo desde luego no la leería. Siempre he pensado que las historias las cuentan los personajes, y por ello me esfuerzo tanto en darles un trasfondo precisamente para que el lector empatice con ellos, eso mismo que comentas, que duela si les «relevo de su puesto» (bonito eufemismo) en un momento dado. A ese respecto tres cosas: No soy Martin xDDD Si conoces la referencia, entenderás de qué hablo. En los albores de mi idea de la novela, pensé… ¿qué tal si los matas a todosde a poquitos y el final es la muerte del último? Mi respuesta al respecto fue: Si vas a hacer lo mismo que ya han hecho treinta antes que tú, ya ni te molestes. A ese mismo respecto otra reflexión: en esta novela, siendo todos los personajes anónimos de base, sin nada que les haga especiales en cuanto a la supervivencia ¿por qué carajo tienen que sobrevivir, cuando todo el mundo ha perecido? Busco la veracidad dentro de los corsés de la narración. Tampoco es plan de matarlos a todos e ir renovándolos por personajes nuevos aleatorios como si esto fuera el cómic de The walking dead xDD De modo que… ni que sea por respeto a la coherencia del universo… alguien debe morir. Tú ya has visto morir a más de uno. También te digo una cosa: Los personajes que… son relevados de su puesto, tenían un tatuaje de «fiambre» en la frente (en mi cabeza) en el momento en el que aparecieron por primera vez en escena. A ese respecto, la tercera reflexión. Yo cuando leo solo presto atención a lo que me interesa. Hay veces que tal cual cierro un libro formateo mi cerebro de él, porque no me interesa retener nada, porque no me ha gustado (lo hago con más frecuencia de la que me gustaría u_u), y sin embargo cuando leo algo que me gusta, guardo un recuerdo vívido de las escenas, de los personajes… Con mi novela, en cuanto a los personajes, mi intención era la de que jamás de los jamases, leyendo, aunque hiciera mucho tiempo que lo hubierais dejado y luego lo retomárais, dijérais ¿quién era Zoe, que no me acuerdo? Insisto mucho en sus historias individuales y en su aportación al grupo por ese pánico a ser el padre de un «personaje plano carente de interés cuyo nombre ni recuerdas hasta que no vuelve a aparecer en escena». No sé si lo consigo, pero sí digo que ese es mi objetivo.
La narración está prácticamente cerrada en cuanto a las tramas de las grandes etapas, y si con esto te puedo dejar más tranquila… no tengo intención de hacer una escabechina gratuita xD
Agradezco mil tus halagüeñas palabras para con mi modestia obra, pues ver que disfrutas con ella, siendo ambos una persona random para el otro, hasta hace cuatro días, me llena muchísimo. Es como… una fisura en el equilibrio de entalpía del mundo, como si hubiese encontrado un vacío legal que me permitiera compartir mi gozo con los demás sin letra pequeña.
Gracias de nuevo por todo. n_n
David.