2×402 – Sed

Publicado: 23/11/2011 en Al otro lado de la vida

402

Oficina del encargado en jefe de la factoría Sugar, ciudad de Nefesh

19 de octubre de 2008

 

La sed era mucho más insoportable que el hambre. Nemesio y Bruma llevaban ya más de cuarenta y ocho horas ahí encerrados; a Abril le faltaba ya muy poco para  alcanzarlas. Sonia y Sandra se habían ido el mediodía del día anterior, y desde entonces no habían tenido noticia alguna, ni de ellas ni de nada más. Ni tan siquiera por la radio, por la que ahora tan solo se escuchaba estática y más estática, por más vueltas que le diese al dial.

Ahí dentro no tenían nada que echarse a la boca, y a cada minuto que pasaba se volvía más evidente que no podrían aguantar mucho más sin salir, ni que fuera a buscar los lavabos, para poder beber algo de agua. La perra, que estaba muy bien educada y era increíblemente mansa, incluso había ladrado un par de veces, por tedio, por sed o por hambre, o por una mezcla de todo, e incluso había hecho sus necesidades en una esquina de la oficina, con lo que la estancia ahí dentro aún era más insoportable.

Abril había estado mirando por entre las rendijas de la persiana prácticamente todo el día. La mayor parte de la jornada tan solo había visto a los infectados durmiendo, con lo que tan solo había conseguido sentirse peor por no haber acompañado a las chicas. Cuando se hizo algo más tarde, a eso de las ocho y media, se levantó el primero, y tras él todos los demás, prácticamente al unísono. Desde entonces había estado estudiando sus movimientos desde su escondite, y a esas horas de la tarde del tercer día de cautiverio, podía jurar sin temor a equivocarse que dos de los cinco infectados habían encontrado la puerta, abierta, y habían salido por ella.

Ahora los otros tres que quedaban, entre los cuales estaba el hombre del mono azul que había ayudado a las chicas antes de volverse uno de ellos, descansaban tirados en el suelo, a escasos diez metros de la puerta de la oficina, barriendo el paso hacia la entrada. Abril pensó que si bien dos de ellos se habían ido, igual podrían hacer los otros tres. Pero igual de sentido tenía pensar que cualquier otro podría colarse, si la puerta seguía abierta. En cualquier caso ahora no podía salir, porque prácticamente tendría que pasar por encima de ellos para hacerlo. Su alternativa era la de esperar que todos abandonasen la nave, y entonces partir, fuera cual fuese el desenlace. Pero esa teoría tenía una fisura demasiado grande; si no se iban al día siguiente, la sed acabaría por matarlos a todos, literalmente, y eso si la perra no les delataba antes y hacía que todo acabase en un baño de sangre.

Abril se apartó de la ventana, después de llevar ya más de media hora viendo a los infectados dormir, y tomó asiento en una de las sillas, cara a cara con Nemesio. Bruma dormía. Ya ni siquiera le molestaba el mal olor.

NEMESIO – Y ahí siguen, ¿verdad?

ABRIL – Sí…

NEMESIO – ¿Qué crees que les habrá pasado, a las niñas?

ABRIL – Pfff, no sé… Espero que hayan tenido suerte. Después de perder a toda su familia… se lo merecen.

NEMESIO – Bueno, supongo que nunca lo sabremos.

Pese a que tampoco tenían mucho mejor que hacer, no hablaban demasiado. Se pasaron otros veinte minutos en silencio.

ABRIL – Tengo la boca seca.

NEMESIO – Cómo echo en falta ahora un buen trago de… Dios mío, de lo que sea.

Ambos hicieron el amago de reír, pero no tenían fuerzas ni para eso.

NEMESIO – Te irás mañana, ¿verdad?

Abril le miró, luego agachó la mirada.

ABRIL – No lo sé… No sé lo que haré. No sé si me atreveré a salir, pero… no quiero dejarle aquí. Es como si… Tiene que haber alguna otra manera.

NEMESIO – Yo no soy más que un viejo, viejo y ciego. No puedes cargar conmigo, sencillamente.

ABRIL – Pero no… No sé, abuelo. Si mañana veo que se van… podría tratar de conseguir un coche y…

NEMESIO – Piensa en ti. Yo ya he vivido mucho.

ABRIL – No voy a dejarle aquí muriéndose de sed.

Nemesio no respondió. Tenía muy claro que no quería que Abril tuviese que cargar con él, pero también tenía mucha sed y mucha hambre.

ABRIL – El problema es que no sé… Si la ciudad no es segura y el bosque es de donde han venido. ¿Dónde…? Es que… joder…

NEMESIO – Yo…

Abril levantó la mirada de la mesa. Nemesio se mantuvo en silencio.

ABRIL – Usted… ¿Qué iba a decir?

NEMESIO – Nada. Da igual, es una tontería.

ABRIL – No, no, no. Dígalo.

NEMESIO – Si es que… no… no importa, de verdad, no es nada.

ABRIL – Hágame el favor, ni que sea por no dejarme con la intriga.

NEMESIO – No te lo… no me hagas caso pero… Tengo una… una casa, una… una especie de mansión, que heredé de mis abuelos.

Abril arrugó la frente. No entendía muy bien qué pretendía el anciano, pero empezaba a gustarle lo que oía.

ABRIL – ¿Dónde?

NEMESIO – Bueno… está en el bosque, pero no… no está cerca de donde el accidente del avión. Está al otro extremo… Es… es una tontería, no tendría que haberte dicho nada.

ABRIL – No hombre, me interesa. Si usted cree que es un lugar seguro ya es algo a lo que aferrarse. Mejor eso que nada.

NEMESIO – Tú sabías conducir, ¿verdad?

ABRIL – Sí, pero… no tengo coche. Ese es el problema.

NEMESIO – Bueno… yo lo digo porque… dijiste que no tenías un lugar a donde ir, y… esa mansión es bastante segura, se podrían reforzar un poco los puntos débiles, pero en principio… Si te vas mañana, me gustaría decirte dónde está, para que al menos pudieras tenerlo en cuenta si… si te hiciera falta.

ABRIL – No, no, no. Si me voy, usted se viene conmigo.

NEMESIO – ¿Otra vez con eso?

ABRIL – Que sea lo que Dios quiera, abuelo, tampoco depende de lo que nosotros queramos, hasta cierto punto… Sígame contando sobre esa mansión.

NEMESIO – Bueno, en realidad no hay mucho que contar, tan solo he estado ahí una docena de veces. Está deshabitada desde hace mucho, pero se conserva en buen estado. Está junto a una cascada…

Pasaron más de una hora charlando, saltando de un tema al otro para acabar volviendo al de la mansión. Abril estaba cada vez más convencida de que ese sería su destino, esa era la señal que necesitaba. Pero seguía habiendo un gran problema, en realidad tres grandes problemas. El azar se encargaría del resto.

comentarios
  1. tulipan dice:

    me gustaria saber q fue de las hermanas!!
    =) muy noble por parte de Abril

  2. megatonhammer dice:

    ¿Cuando vamos a saber que le ha pasado a Morgan? Yo lo quiero saber ya… D:

    • Podría responderte, pero aprendí la lección con el tomo I. xDD Lo que sí te puedo adelantar, proque no es spoiler más que de la estructura de la novela, es que tendrá su propio «flashback» desde que se tira al agua y de ahí en adelante, sea cual fuere su destino. Y hasta aquí puedo leer.

      • megatonhammer dice:

        Está bien, tendré que esperar…
        Pero recuerda que encontraremos nuevas formas de sacarte información 😉

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s